Saturday, October 14, 2006

Bad Love

Aprendemos desde muy chicos a reprimir emociones. Pero cuando se liberan, vuelven los recuerdos y la persona empieza a darse cuenta de que, en realidad, todo lo que le pasa en su vida adulta, lo que se repite o le ocurre a pesar de sí mismo, fue aprendido de los padres, desde la concepción hasta la pubertad. Al no poder recordar dónde lo aprendió, supone que esas desventuras son la confirmación de que hacía algo mal... Toda persona cuenta con cuatro aspectos: lo intelectual, lo emocional, lo espiritual y lo corporal. Pero cuando somos víctimas del amor negativo, solemos tener nuestro intelecto dominando nuestras vidas. Así, queremos resolver todo desde la cabeza, que es el más pobre de los cuatro aspectos para crecer en lo desconocido. El intelecto siempre necesita experiencias viejas para saber como seguir. En cambio, nuestra parte emocional, la espiritual y nuestro cuerpo tienen mensajes, idiomas, percepciones rápidas y adecuadas para todas las situaciones desconocidas, que nos hacen sentir seguros. Sin dejar al intelecto afuera, sino ocupando su justa proporción, necesitamos recuperar los tres aspectos que están relegados e integrarlos en una quadrinidad en al que cada uno aporte la información y los recursos necesarios para conformar un ser íntegro, poderoso y amoroso. Este trabajo de integración requiere un fuerte hincapié en la apertura de lo emocional, que también es el camino hacia lo espiritual. Cuando la persona recupera ciertos derechos, por ejemplo el derecho a enojarse por aquellas cosas que le hicieron daño, recupera el derecho a autoafirmarse en la vida, porque la rabia es una emoción muy saludable para los seres humanos en tanto pone límites y ayuda a avanzar, a ser audaz, a despegar. Lo que nos asusta de la rabia son las formas inadecuadas de expresión; pero habitualmente se termina reprimiendo la emoción y no las formas inadecuadas, porque los padres no conocían otras formas. Cuando la persona recupera esos derechos, ocurre que de pronto está integrado y eso no es algo muy difícil. Lo emocional no es elaborativo, así que no necesita meses ni años de maduración: necesita "ver". A diferencia de nuestro intelecto, que precisa tiempo para comprender, analizar, elaborar... lo emocional no, y la grabación que produce el rechazo del propio ser está en el plano emocional. Allí donde se abre la experiencia emocional, la persona empieza a recibir mensajes de qué le pertenece y qué no, qué fue aprendiendo y qué no. Así nos damos cuenta de quiénes no somos, rompemos con una serie de creencias, prejuicios y valores mal entendidos y desde lo emocional captamos que somos seres amorosos, dueños de un amor sin condiciones, con una capacidad de compasión y perdón para los demás y para nosotros mismos que nos hace muy poderosos
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